Acuarela / Papel, 114 x 146 cm

Qué sensación más increíble estar frente a esta mirada. De cobijarme en la sombra de esos párpados, de acurrucarme en el fondo de esos ojos color miel. Reconocer esos surcos arados por la vida. Casi poder sentir la tibieza de su piel. “Papá, enséñame tus manos de cirujano” y extendió como una ofrenda las que habían sido artífices de toda una vida de vocación y entrega. Pienso en todo lo que estas manos han escrito, acariciado, santiguado, sanado, abrazado, sufrido y reposado. Cada línea seguro q tiene historias diferentes. Proceso laaaargo como la vida. Y me hacen también pensar en todas las personas que recibieron sus cuidados, en las horas de sueño que le quitaron preparar sus operaciones, en la gratitud de sus pacientes, en lo feliz que era en el quirófano; él dándose sin medida y otros midiendo los minutos de más. Que ni lo uno ni lo otro. Pero simplemente no concebía su profesión de otra forma: todo por sus pacientes.

Estará en Casa de Vacas del Retiro hasta el 28 de noviembre.