
No tuvo más que cerrar los ojos y dejarse transportar por esa mezcla de olores, tan especiales, tan primitivos, únicos en su universo, que le devolvieron diez años atrás, cuando vivía en otro continente, en otra vida, en otro refugio. Pasaron los paseos con su abuelo, el comedor de la casa del pueblo, la ventana abierta por la mañana y el sol entrando a raudales, las vistas desde su dormitorio con ese valle abierto a sus pies, y ese olor invadiéndolo todo. Casi podía rozar los pétalos carnosos y el polvo dorado de sus estambres. Se extasiaba viéndolo caer sobre la mesa del comedor, como si fuera polvo de hadas, y soplaba para que siguiera jugando bajo el sol que entraba por la ventana. Tan vívido todo, y tan vivido también.
Lápices de colores, 40×50
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Publicado por evayvosotros
Nací en Zaragoza. Me licencié en CC Empresariales con postgrado en Comercio Exterior por la Sheffield Hallam University y me dediqué al marketing y desarrollo de producto durante veinte años hasta que dí un giro a mi carrera profesional.
Hija de la acuarelista Amparo Morán Rivas (Salamanca 1927 – Zaragoza 2008). Con formación artística en distintos centros de Madrid. Madre de dos soles. Hija, hermana, esposa y amiga.
Amo el arte que conmueve y me encantaría trascender al papel y hacer que algo se mueva por dentro de quien lo contemple.
Disfruto muchísimo realizando encargos aunque se salgan de mi proyecto personal. Me gusta sentir esas vidas como parte de mi trabajo y compartir la ilusión que estos trabajos encierran. Ver todas las entradas de evayvosotros