Violonchelo

El sonido de su chelo era como su voz: cálida y profunda. Podía sentir las cuerdas vibrar en su pecho, como un ciego siente el sonido del piano. Su propio torax hacía de caja de resonancia y sentía que si abría la boca, las notas sonarían en estéreo. Dejó q el arco simplemente acariciara el chelo, cerró los ojos y voló lejos.

Acuarela 21×21

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