Cada mañana regaba su planta. Fue lo único que le dejó su madre antes de marcharse. «Antes de que empiece a florecer, habré vuelto». No sabía cuánto tiempo era eso, pero tenía que hacer que esa planta sobreviviera, porque no tenía nada más para comprobar que su madre volvería. Y así la planta creció más robusta que ninguna, verde esperanza rabiosa. Fue al cabo de los meses que empezaron a asomar los botones que prometían lo innombrable. Ya no sabía si regarla o dejar que pidiera el agua a gritos, igual que ella… Hasta que una madrugada la despertó ese cuerpo cálido y tierno, ese olor que conocía desde que vino al mundo. Y desde entonces pensó que su madre tenía algo de planta y que estaba a punto de florecer.
Nara
Publicado por evayvosotros
Nací en Zaragoza. Me licencié en CC Empresariales con postgrado en Comercio Exterior por la Sheffield Hallam University y me dediqué al marketing y desarrollo de producto durante veinte años hasta que dí un giro a mi carrera profesional. Hija de la acuarelista Amparo Morán Rivas (Salamanca 1927 – Zaragoza 2008). Con formación artística en distintos centros de Madrid. Madre de dos soles. Hija, hermana, esposa y amiga. Amo el arte que conmueve y me encantaría trascender al papel y hacer que algo se mueva por dentro de quien lo contemple. Disfruto muchísimo realizando encargos aunque se salgan de mi proyecto personal. Me gusta sentir esas vidas como parte de mi trabajo y compartir la ilusión que estos trabajos encierran. Ver todas las entradas de evayvosotros